martes, diciembre 22, 2009

Cargas Ligeras

Las cargas no son siempre pesadas,
algunas veces es el alma que los siente
imaginandoselo, a su gusto y merced.
De rumbos y claros ando como tú,
siempre con aquella memoria fugaz,
de lo compartido con el tiempo.

Sonrisas blancas de horizontes,
el celeste refleja la luz de la ciudad
de noche, nocturnas risas de alegría.
El recuerdo se esconde en el paladar
y el grito en el pecho. Ahora corro
seguro con cada palpitación.

Cada paso de movimiento es más
apresurado que el anterior, el mundo
permanece quieto iluminado por las
viejas luciérnagas de los cielos compartidos,
de tierra y brillo, de sueño y mente
sumisos a la acción brillante.

La palabra escapada de la garganta
suena más clara, con un eco en el panorama
de la vida, en la que se encuentra el viejo
árbol, viviendo con paz y rojos cielos.
Las cargas no pesan cuando el alma
permanece libre al viento y nuestros
rostros fieles al futuro colosal.

Amanecer de Invierno

Calentando el Alma, gracias.
-
Los rincones del gran amanecer en un día frío con nieve suelen ser los más rojos y brillantes de todos. El calor del sol en mi piel es más intenso que lo normal. Los ojos adormecidos se van abriendo, maravillandose por lo que los rodea. Los árboles en su esqueleto, demuestran cierto confort por la brisa que los mueve solapadamente. La banca en la que me encuentro sentado, remueve los cientos de musgos que la sujetan prisionera, preparandose a librarse con la dulce primavera. Mi ser es más alto, difuminandose con el blanco paisaje. Satisfecho por mi posición intento bailarle al tiempo. El canto del revoloteo de las alas de los pájaros retumban dulcemente en mi oído. La mente en blanco, escuchando con precisión mi entorno. Mis dedos no se congelan con la espesa capa de nieve en mis pies. Aunque las sonrisas blancas se noten menos con tal bastedad de copos volando por nuestros sentidos, se sienten más significativas y calientes al alma.
Hoy no me disculpo, los primeros retoños se asoman a mi sonrisa.
sábado, diciembre 19, 2009

Winter


Ya se siente el frío en las venas de cada cuerpo. La nieve empieza a arder en el aire, enormes ráfagas como tornados blancos de pureza helada, aunque sin alma. Los ojos permanecen más húmedos al llanto, así transformandose al poco tiempo en cubos congelados. Incluso las miradas son más solapadas de lo usual, y cada mentira se hace más cierta. Las familias cantan con fugacidad, antes de que la tristeza los predomine. Cada paso en la nieve eterna del corazón se borra con facilidad, cada huella deja de ser permanente. El abrazo de saludo es separado de los cuerpos por largas pulgadas se costura pesada, como la culpa. Después de tanto tiempo de soledad innecesaria todos se arrepienten, empezando por besar un par de zapatillas cristalinas perdidas en la vastedad del terreno blanco, extendido al infinito.

La primavera se siente lejana y ajena al individuo creyente. Las flores permanecen escondidas y sin palabra. Lo blanco que debería expresar tranquilidad, inquieta a los habitantes del mundo. Cada latido del corazón seguro es más corto, en cambio la espera del próximo pulso se hace casi eterna. El aire que se respira es más espeso, extraño a los pulmones. Mis palabras carecen de sentido cuando todo es silencio. Quizás demasiado, intimidante al habla. Los tiempos de pasado y presente se funden en uno solo, consumiendose por el futuro inerte, permaneciente al aceite contra el agua.

Perdón por no poder ver lo bueno, es tan sólo que el granizo me lo impide.
lunes, diciembre 14, 2009

Tan Sólo

Hoy tan sólo
quiero escuchar
tu corazón
cuando late.
Lograr sentir
cada respiro,
cada mirada
y cada sueño.

Entre pestañas
y suspiros
escuchamos todos
los pensamientos
más importantes:
los del alma,
aquella profunda
y pura y clara
que brilla y huele
a primavera
verde y flamante
como los rosales
del mundo exterior.

Hoy tan sólo
me importa
escucharte bien
con la mente
abierta y el
corazón sin
rasguños.

Sin tildes ni
gritos, que hieran
aquel silencio
de cada latido
que siento al palpar
tu suave cuello
escarlata de vidas
y suertes, de contras
y lienzos, de todo
con todo, de nada
con todo, silencio.
sábado, diciembre 05, 2009

Defecto de la Realidad


Aquellas condenadas luces, donde de verde a rojo se va, todo vuelve a la realidad. Esta vez no va a suceder eso, donde las flores crecen y no marchitan. Gritos de súbditos se escuchan en el suelo. En suspenso todos callan, esperando para el gran momento. Las cortinas de terciopelo se empiezan a ondular, suaves como la brisa. Centenares de rostros moviéndose, distorsionados por el enorme asombro, esperando a aullar; manadas de lobos eufóricos. Hasta los animales se detienen a observar la histeria que se está causando en aquel canoso castillo. En la plataforma de la torre se acerca un cuerpo esbelto. Anuncian su presencia y nuevamente se emocionan, de un momento para otro aparece la Princesa. De rostro humilde y hermoso, adornada de joyas y un gran vestido, tan extenso, que si han de soltarlo por el balcón real, tocaría las babas de los lobos, pero por ende no lo hacen, temor a ensuciar aquel vestido divino. Su maquillaje perfecto, todos perplejos, gritan con nostalgia. La reclaman, la nombran, la adoran, en su reino no hay nada imperfecto, ni una sola queja, ni una boca floja. Pétalos son lanzados hacia ella, de todos los colores y tonos: rosados, rojos, azules, naranjas, blancos y amarillos, esas últimas no le agradaban tanto, aquel color intermedio. En medio de todo la música de festival sonaba, grandes cantidades de éxtasis eran liberadas por los cuerpos de aquel reino. Felicidad pasaba de boca en boca, de alma en alma. El paisaje que rodeaba el castillo no se opacaba por la celebración, poseía todos los colores, y formas posibles, magnífico. Sus pequeños labios eran extendidos en su rostro mientras miraba hacia abajo, esta vez no tendría que hacerse la lastimada, pensó. Los puntos la admiraban, todos la querían en sus brazos, incluso en sus labios. Aquella princesa, inocente doncella, no creía lo que veía, tanta emoción con su presencia. Lágrimas se escurrían por su empolvado rostro, no, sucio no, de maquillaje, moviéndolo por aquel liquido cristalino, de sueños acabados. Ella, la que tiene todo en lo que sus sueños pudo desear, era iluminaba por el majestuoso sol, removiéndole la suciedad, brillando en sus ojos. La vida perfecta, añorada de aquella princesa, se lo merece, eso todos lo saben. Ahora todos sus sueños están hechos reali––
-Levántate ni
ña, recoge a tu hermano del piso, aprovecha que empezó a llorar; además ya deberían estar en el semáforo- le reclamó su madre con los ojos húmedos y unos cuantos moretones en el brazo.
jueves, diciembre 03, 2009

Nachos con Queso

Por hoy ya me cansé. Esos nachos últimamente no saben a nada, siempre andan resecos y desabridos. Siempre con las mismas pendejadas. Y cada vez que uno intenta comerlos, el nacho le sale a uno cada vez más feo. Luego me da dolor de barriga. No siempre vale la pena sufrir por algo que no cambia. Pues hace un tiempo escuché que sólo uno mismo se puede cambiar, y así el resto cambia, pero supongo, que las cosas nunca cambian. Creo que ésta vez dejaré el plato para botarlo a la basura. Además, siempre he sido como malo con los quesos.