viernes, marzo 19, 2010

El Resplandor del Parque


Hay veces que me desconozco. Aquellos momentos en los que no hago lo habitual y un espíritu controlara mi cuerpo, suelto a su merced. El ferrocarril suena con un duro traqueteo entre los balances y movimientos de cada vagón. Los picos de las montañas tienen un aspecto deforme y gracioso, tocando los cielos con la punta de sus áridas manos. Mientras las aves decoran la atmósfera como estrellas fugaces del sol. Siempre presente el parche gris que tiñe el fondo azul se asoma hacia el oeste, dedujo el conejo travieso que ésta esconde. Cada media hora de viaje el terreno cambia, con cada nuevo color predominante también lo hace mi humor. El verde de las copas altas, aunque algunas secas, me confunde, cuando sigo fijándome en mi reflejo en la transparencia del vidrio del vagón. Ando solo, curiosamente el vagón sólo posee un conejo que revolotea por todos lados, untando de blanco la tapicería negra de los muebles. Aún no estoy seguro por qué tomé el tren. El ansia de ver la próxima parada disminuye con cada latido y cambio de frescura de la vista. Me calmo y me dejo llevar por la segura serpiente en el recorrido escurridizo por paisajes variados como las perspectivas. Los leves rayos de sol aún entran iluminando el rostro curioso. Pero aún más extraño es la absurda distancia entre cada parada, sin embargo en la bastedad del terreno no he encontrado a un solo cuerpo humano divagando por el lugar, observando lo que pienso. El reloj se detuvo hace un tiempo, en realidad poco me interesa, prefiero ver el ocaso más poderoso del mundo. Los rayones anaranjados y rosados de crayón se desplazan en cuanto se difumina el sol bajo la planicie marrón y es absorbido por la gravedad universal. Cada latido se personifica con el creciente mar de diamantes espaciales. Espero a que pronto aparezca una gran sonrisa voladora, sin embargo, nada sucede. El silencio domina la escena y me consume. A pesar de que la próxima parada nunca venga, sentí por primera vez, que podría estar ahí, sentado, observando una y otra vez lo maravilloso del cambio de la naturaleza, por el resto de mi vida.

12 comentarios:

Naia Marlo dijo...

Hermoso relato que te atrapa por la delicada descripción de los momentos y sensaciones vividos.
El tren, es mi vehículo favorito. Justamente por el silencio, la diversidad del paisaje, la sensación, de que el tiempo está parado,...el tren y las distancias largas en el, te llevan a la práctica del silencio y la paciencia. Nuestra madre naturaleza siempre tan rebosante de maravillas.

Te dejo un abrazo muy sereno,
Naia

Candil dijo...

Bello relato, hermosa escritura.

Besos.

Mevalerym dijo...

Yo podría observarte pensar!... Muy lindo tu texto, lo leí un par de veces; no por no entenderlo, si no porque quería disfrutarlo un poco más.

Gracias!

El Ángel... dijo...

Saber observar es sin duda una virtud. Hay gente que mira pero no ve, y las cosas están ahí para todos, solo hay que descubrirlas.

Un saludo.

TORO SALVAJE dijo...

Cuántos habitan dentro de nosotros?
Mejor no contarlos.

Saludos.

Sombras en el corazón dijo...

Pues si que parece especial ese tren.
Debe ser gracias a la mente del maquinista :0)

Un abrazo

Fael·lo dijo...

Me encantó el texto!!, he estado curioseando y tienes un blog fantástico, todavía me queda mucho por descubrir en él.

Un abrazo grande

Raúl dijo...

No sé si el sistema de puntuación (puntos seguidos o aparte) tan peculiar de tu relato, responde a una cuestión técnica. Lo cierto es que se lee de forma extraña; no digo mejor o peor.

Belén dijo...

Me gustan los relatos de consciencia, lo malo que tiene es que muchas veces se pierde el hilo, no del lector, si no de la historia.

No es tu caso, pero justo en el curso de escritura de ayer lo estuvimos comentando.

Besicos

pepa mas gisbert dijo...

Y es que el traqueteo del tren, o de la vida, adormece nuestras sensaciones y nuestras pasiones y todo se ralentiza, a veces para bien, otras no.

Silfide dijo...

No eh viajado en tren aun... ahora no puedo evitar tener unas ganas inmensa de subirme a uno!.. que hermoso relato, que manera tan bella de describir todo-. Me encanto!!.

Te envio mis mas calurosos saludos desde Venezuela.

Daniel Pérez Penagos dijo...

NAIA: Nunca faltan tus aportes y tus palabras, y como siempre, significativos, muchas gracias por seguirme Naia, enserio. Muchos besos:)

CANDIL: Jaja, gracias Candil :) Vuelve cuando quieras.

VAL: Me pasa lo mismo con los tuyos ;)

ANGEL: De acuerdo! siempre sucede, toca es aprender a apreciar y contemplar lo simple, eso es lo que más significado tiene, qué más que lo que siempre te rodea!?

TORO: Mejor, porque sino entonces perdemos la cordura! Abrazos:)

SOMBRAS: Cada quien hace especial de lo que lo rodea, el que no le paresca, es sólo que no sabe apreciarlo. Abrazos :)

FAEL: Jajajaja y sigue mirando cuando y cuanto quieras! :P

RAUL: Me sucede, me sucede :S. Abrazos.

BELEN: Jaja, tienes razón Belén, es más hace poco me pasó cunado leí un escrito. Besos.

ALMA: Sabias palabras!

SILFIDE: Bienvenida a mi blog Silfide, cómo me alegra que te encante :D!! Besos:)

Gracias por los comentarios.

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