domingo, noviembre 29, 2009

El Ligero Soplo del Viento

To the Black Seventeen.
For you.
-
Las nubes me aclamaban en el instante en el que me subí a este extraño aparato, el cual se manejaba con unas cuantas cuerdas, todo en manos de una especia de tela, tenia la forma de una hamaca al revés. Me dijeron que me sujetara fuertemente, tenia los sentimientos mezclados, euforia con temor, como en el amor. Un hombre con un vestuario chistoso contó hasta diez, se suponía que tenía que correr cuando él dijera. Llegó el momento que esperaba, estaba muy ansioso. Mis pies avanzaron instantáneamente con el alarido de aquel insólito hombre, inclusive antes de que él me avisara ya se estaban moviendo, no podía detenerlos; ya que me habían avisado previamente que se debe arrancar con suficiente velocidad para no caer al vacío, cosa que no aspiraba. Cuando alcanzamos la velocidad suficiente nos elevamos instantáneamente, el escalofriante sentimiento del vértigo se apodero de mí por unos cortos segundos. Al estabilizarnos empecé a disfrutarlo, acordarme la razón por la que había venido: escaparme de la tragedia.
El suave roce del viento en mi rostro me daba la falsa tranquilidad de que todo estaría bien. Localice unas cuantas aves a unos metros de distancia de nosotros, pareciera que quisieran comunicarse conmigo, mientras hacían un dulce baile ante mis entumecidos ojos, consumidos por el llanto. El paisaje era maravilloso, pero aún así tenia un aspecto fantasmagórico, algo no encajaba en este cuadro. Extrañamente empecé a sentir la tristeza nuevamente, causado por la despedida de aquel ángel. Mi vida parecía una canción, cada latido una palabra, cada respiro una oración, pero aquel juego de palabras no me traían ningún tipo de consuelo. Intenté olvidarme de aquellos recuerdos, simplemente disfrutar el momento. Nos transportábamos por entre las montañas, unas más grandes que otras, unas más verdes, otras más opacas, como en la vida. Un repentino escalofrió se traslado por todo mi cuerpo, me encontraba siendo azotado por el viento, este aparato al que le había tenido tanta confianza, en este punto me sentí atemorizado, con el interminable temor de perder la vida. Entonces me di cuenta que esa demente idea no era una locura del todo, podría acompañarte, de pronto en otro lugar y tiempo tu rostro emergerá de nuevo.
Otra fuerte sacudida, podía ver como el aparato en el que había dejado mi vida se movía de un lado a otro. El rostro del hombre solo expresaba una sola cosa: el fin. Este horrorizado rostro aún me atormenta por las frías noches de lluvia. Cada latigazo originado en la tormenta a la que estábamos sometidos tenía un eco aun más grande en mi pecho, sentía como si se fuera a explotar, mi voz se esfumó; no podía gritar ni pedir ayuda, aunque cualquier forma de manifestar auxilio seria en vano. Cada vez nos acercábamos más a las montañas, me pareció curioso que lo que antes veía como algo sublime ahora me llamaban para consumirme vivo, aquel maniático llamado parecía seductor. Esos desgraciados cuerpos de tierra tenian un aspecto sombrio y oscuro de sueños rotos y anhelo muerto. La ausencia de toda razón, como bajo helada lluvia, resfrios míos, déjame el zoom. No tengo ganas de continuar, que me dejen caer de esta águila voladora, necesito sentir el aire en mi rostro mientras caigo, tranquilidad suprema, eso dicen. Tu rostro surgió en mi mente, por solo un instante el cual pareció hubiera querido que fuese eterno. Aún me cuesta entender como logre sobrevivir, ya que todo lo posterior a este acontecimiento sucedió tan rápido que no logre pensar, mucho menos procesarlo. De un momento a otro faltando centímetros para mi final nos elevamos fuertemente en el aire. Un grito de victoria proveniente del hombre que manejaba el parapente me confirmo que habíamos logrado escapar del remolino invisible de la muerte, desapareciendo con este la fuerte tormenta.
Cuando logramos estabilizarnos nos desviamos inmediatamente a nuestro destino. El alivio de seguir vivo fue enorme, la euforia me estrangulaba, dulce nostalgia. Los pájaros que había visto previamente seguían danzando como si nada hubiera sucedido, ya que por mucho que suceda algo, el mundo sigue, no para, no espera a alguien para que respire, mucho menos descanse. Una sonrisa la cual no soy capaz de encontrarle lugar de donde vino apareció en mi rostro aún aturdido por la experiencia; quizás aquella extraña sonrisa se desvió de otro cuerpo incrustándose en el mió, la escena tenia un aspecto irónico. En cuando el suspenso se detuvo razoné sobre como todo es de frágil, la vida por ejemplo. Con el primer soplo del ligero viento todo se mueve, como un tornado, pero aún no desaparece. Con el segundo, todo desvanece.
viernes, noviembre 27, 2009

Al Perder Costumbre

Después de todo no es tan difícil como se lo habían prometido. Frey, de personalidad espontánea aunque seria en ciertos temas como la política, suspiraba con alivio al atravesar la puerta de su casa. Hace un tiempo que no respiraba aire puro. De costumbres, la mayoría de veces, puras y obedientes, de llenar el vaso hasta la mitad y ordenar los libros alfabéticamente. Su corazón latía, emocionado por lo nuevo, aunque su alma permanecía nostálgica por el pasado. Su hogar era desde hace tantas décadas esa vieja casa, de madera rota y sábanas empolvadas. Miró una vez más a la derecha, no se encontraba nadie. Pensó en las escaleras para poder tocar el pasto, parecían un gran abismo, una especie de acantilado, el cual él no seria capaz de saltar y sobrevivir. Las pestañas lo protegían un poco de los fuertes rayos solares, los cuales se reflejaban intensamente en sus pupilas dilatadas del sueño y pereza. Al largo tiempo de no lograr hacer nada en la vida es intimidante pararse y caminar hacia un nuevo camino, o quizás no tan nuevo, sino rescatándolo y apartando las madreselvas que éste posee. Los pies descalzos le darían una mejor perspectiva del tapete orgánico verde que se extendía hasta lo más lejos del horizonte. Mientras las montañas se llenaban de sublimes colores, causando sensaciones a los pocos privilegiados que podían disfrutar de tan majestuoso escenario. La mañana ya no era tan mañana, ni la tarde tan tarde, pero nunca nada es demasiado tarde para remediar las cosas. Sus palpitaciones aumentaban. Sus venas se englobaban con oxigeno, cada célula pareciera más colorida y con nuevas oportunidades. Las oscuras ojeras ocultaban secretos de una vida no tan llena, hasta un punto satisfecha. Los líquidos eléctricos le llamaban la atención y le agradaban a su paladar sobre cualquier otra cosa. Su vaca, vieja y destartalada como él, permanecía ahí, callada y muda; sin revelar lo ocurrido, como fiel profeta de residuos salivales.
viernes, noviembre 20, 2009

Wishing Chances

Therefore I most of the times just wish nothing. When anyone has a new theory it gets to them. Then it stings in the soul, this one remains some kind hurt. But that's all that matters after all. The great marbles moved with each foot moving in mid air. She was standing in the corner, without moving her pretty face, looking straight forward, to the floor, to the nothing, to the space. The small purple ribbons in her hair looked all nice, she breathed slowly, calmly, just didn't worried to put her lungs with hard work. Because her brain cells must have been kind of excited lately, she always knew how to do risky things. Jump from buildings, run through a train track, simple things. She told me once to wish for something. I didn't answered, although I was pretty nervious about the simple idea, so much to pick from. Somebody told me a few days ago about a green elephant, the idea was sort of strange, but liking to my visual senses. Another idea could be to have powers, but come on, everyone picks that, at least once. Or to have a fallen star, not such a bad idea according to Stardust. Maybe just to be able to hear music whenever I ever had the desire to hear it. But nothing really excited me, or if it did, then I counldn't make up my mind. I kept my breath again, retained it in my lungs, then exhaled slowly, imitating her, but it was so hard, everything was faked, with her it was rather natural.

Again, I stared at her purple ribbon, it looked so unique, so precious. It would have had made you want to fall, have the slightest feeling of the air in your face. Suddenly I found myself jumping with the music. Everything danced with me, except the ribbon head, she halted everything around her, pausing, thinking deeply. The more I moved, the more she stood still, in some point I really felt she had just stopped breathing. The lights reflected in the small lagoons in the street reflected her face, beaming at her own reflection, but she still didn't even moved her thin lips. The darkness of the night fell on our shoulders, somehow mine's were heavier, or she was much stronger, perhaps. Theory, why so many problems, maybe my biggest, now I don't make any, nor practice any. I just let others trash their lives thinking, killing gods and particles which swing around us in the air. I've haven't seen your smile and I think I'm going to like it. Songs shatter in my head, some makes my nerves to move and other just pacify my body. Everytime we think we get dissapointed, because there is always an objection to your ideas and thoughts. Every second we wish there are millions of possibilities which destroy our minds. She keeps looking to the ground, riddled. I clear my throat and keep singing. We are going to nowhere after all, and perhaps from nowhere we come. Or not.

Chances are we just eat ourselves when the buildings fall and the soil erupts. Chances are also, the fact that we keep singing and looking to a purple ribbon. And chances are we just wish because sometimes there is just no other direction, nor desire, let's give fate a chance!

Finally I decided to wish for you.
viernes, noviembre 13, 2009

Paranoia

Se suponia que hoy iba a volver. Lorenzo andaba impaciente por la noticia. No era capaz de parar de arrancarse las uñas y morderse los callos. Abría la ventana para que tan sólo pudiera ver el camino, no le interesaba ver más. Su mundo y vida era ese camino. Respiraba entrecortado, emocionado y nostálgico mientras que subía las escaleras una y otra vez.
Abrió la ventana una vez más y con tan sólo el atardecer se encontró.
Salió a inhalar un poco de aire fresco, porque el aire de la casa estaba muy denso, tenia un ambiente muy pesado para su gusto. Sus zapatos negros combinaban con su chaqueta de cuero. La oscuridad se acercaba. Su peor miedo, con tal de que no acabara en ése momento de noche, el poder divino era acechado. Agarró fuertemente la cruz de su cuello, pero ésta estaba más fragil que antes, casi la desborona, tuvo miedo de que no tuviera fuerzas para batallar a sus enemigos. El frio lo invadía, los huesos le temblaban.
Abrió la ventana y miró, pero con nada se encontró.
Ahora temía por su vida. Cogió la pequeña vela que estaba derritiendose en la mesita a unos metros de él. Entonces se dió cuenta de que no debía dejar que nada la apagara. Debía protegerla de todo mal, de sus miedos, inclusive de sí mismo. La pequeña mecha de fuego se movía hacia un lado amenazadoramente, ella no le temía. La dejó en la mesa, algo chirrió justo en el instante en que la soltó y sintió como si se le doblaran los organos. Despues de un tiempo de incontrolabre dolor, decidió ignorarlo y forzosamente asomarse a la vieja ventana.
La abrió y todo andaba oscuro, sumiso y malevolo.
Cada segundo aumentaba la espera. Cada movimiento era planeado, no debía cometer ni el menor error. Su vida dependía de ello. Se sentó y unas cuantas lágrimas se deslizaron de su rostro, callendo en la madera casi pútrida de la casa. Sus raíces provenian de esa casa, su vida era la casa, y la vela, porsupuesto, no debía dejar que la pobre vela sintiera celos. Las puertas ya gastadas crujian con un molesto soplido que retumbaba en el techo, en sus oídos, en sus intestinos. La culpa era su mayor atacante, todo a su alrededor lo acusaba.
Se asomó y nada encontró.
Debe de estar cerca. Tiene que venir. Es ilógico que no halla llegado. La angustía del eterno vacio era presente. Su respiración ahora descontrolada, queria calmarla, darle un fin a éste dolor. Su alma ya no le pertenecía, ahora tan sólo era un cuerpo moviendose por el empolvado suelo. Ya nadie cuidaba de nadie. Ya nadie se preguntaba por nadie. Por lo menos él pensaba eso, por eso decidió alejarse de todo lo que le rodeaba. Sentía cómo los nervios en su cerebro saltaban de un lado hacia otro, estallando en miles de particulas, su cerebro se secaba de poco a poco. Las flores invernales ya no existían, todo era cubierto por una gruesa capa de nieve. Le ardía la garganta, le frustraba pensar. Los árboles lo observaban como gigantes, apunto de atacar. El camino andaba solo, ni un sonido se escuchaba, en cambio todo dentro de aquella casa parecia tener vida. El chillido del viento era inminente, los crujidos eran desesperantes, las anticuedades le brindaban un intenso temor. En medio de los gritos y la caída de pelo, de brazos en las paredes y sudor en el cuello, se escuchó un canto, el cual provenia de afuera. Sus pies deseaban abrir la puerta, ya no les importaba el chirrido, mucho menos el frio. El par de ojos humedecidos miraban hacia el techo, averiguando cómo podria escapar sin salir. La misma idea era absurda, pero el canto era maravilloso. Las llaves estaban perdidas y las puertas se negaban a abrir. La ventana se oscurecio, difuminando con niebla el espectro del jardín. Agarró la minúscula llama, y caminó cuidadosamente para no matarse. En la azotea todo se veía distante y difuso, su cabeza ya no pensaba igual, todo le daba vueltas y el sudor aumentaba, con su impaciencia. El canto de aquella sirena lo imnotizaba, inhaló y sopló, acabando con la existencia de la llama y su vida.
Fuera de la ventana, todo permaneció tranquilo y pensativo, se habían vengado por el asesinato de su regadora. El canto se esfumo con el necio humo de la llama extinguida. Ahora duermen y esperan con ansias a que venga la dulce primavera, que lo peor ya pasó... ya pasó.
jueves, noviembre 12, 2009

Caída Tardía Malhabida

De luz y nublina nos aferramos,
ahora que pensamos libremente,
de ideas e
n los planetoides,
cuando cada paso es difuso
y nuestro futuro se desvía
de tejados y caídas tardías
me levanto antes de ahogarme
en aquel mar sin vino ni sorpresa
que los números pares se mueven
que se mueven en números pares.
martes, noviembre 10, 2009

The Cold Masquerade

Red dress dancing fast,
transparent body as glass,
take off your fair mask.
lunes, noviembre 09, 2009

Respiro

Hoy quiero tomarme un momento y pensar en todo lo que sucede a mi alrededor. Para contemplar todo aquello que quiero, todo aquello que me emociona, todo aquello por lo que respiro. Hoy quiero tomarme un momento para respirar por todo lo que me hace añorar el futuro.
Hoy quiero respirar y seguir respirando.
Respiro por la luz que me levanta temprano todos los fines de semana.
Respiro por cada palpito de un corazón acelerado.
Respiro por cada caricia suave y tierna.
Respiro por cada pequeña luz de luciernaga.
Respiro por cada palabra escrita con sentimiento.
Respiro por cada amor correspondido.
Respiro por el que camina fuera de la corriente.
Respiro por la singularidad de cada ocasión.
Respiro por lo que se extraña.
Respiro por las millones de luces que resplandecen en el cielo de cada ciudad.
Respiro por cada abrazo gratis, sin impuestos y sin tener que rogar.
Respiro por cada par de ojos entrelazados el uno con el otro.
Respiro por cada métrica de la poesía.
Respiro por cada celula que no descanza.
Respiro por cada grito de emoción.
Respiro por cada gota de agua de la suave llovizna.
Respiro por cada eclipse en el cielo.
Respiro por cada ayuda que nos dan para seguir adelante.
Respiro por cada pensamiento desmesurado.
Respiro por todos los sueños que poseemos y nos esforzamos a completarlos.
Respiro por cada brisa, fresca y refrescante.
Respiro por el que no teme lo peor.
Respiro por el que sostiene su palabra.
Respiro por las vocecitas en cada cabeza.
Respiro por la verdad eterna.
Respiro por todo lo que en realidad enamora el alma.
Respiro por cada beso robado a una victima desprevenida y sorprendida.

Respiro por cada mejilla sonrojada que causa la presencia de otra persona.
Respiro por cada canto de un grillo desquiziado y emocionado en la oscuridad.
Respiro por cada paisaje que nos inspira.
Respiro por cada buena compañia.
Respiro por cada aplauso de gloria.
Respiro por cada llanto de alegria.
Respiro por cada intento, inclusive aquellos fallidos.
Respiro por cada estrella que nos deliria con centenares de constelaciones imaginarias.
Respiro por cada nube que se deforma y nos da uso a la imaginación.
Respiro por la eterna trascendencia de las cosas bellas.
Respiro por cada sonrisa de oreja a oreja.
Respiro por cada regalo que se hace con sacrificio.
Respiro por cada tu y yo.
Respiro por cada imposible.
Respiro por cada esfuerzo sin importar el resultado.

Respiro por cada ola que se rompe en la playa.
Respiro por cada salto de suma alegría.
Respiro por cada huella en la humanidad.
Respiro por la conciencia que nos hace reflexionar.
Respiro por cada desición expontanea.
Respiro por cada canción que nos anima y nos despierta.
Respiro por todos los misterios que hacen falta por descubrir.
Respiro por las innumerables emociones que se logran experimentar.
Respiro por todo lo que es justo.
Respiro por la complejidad del ser humano.
Respiro por cada destello de luces que contrae la pólvora.
Respiro por cada te amo escapado de unos labios seguros y confiados.
Respiro por cada recuerdo que jamás se borrará de nuestra memoria.
Respiro por la experiencia de los momentos de dicha.
Respiro por cada fotografía que dice más que mil palabras.
Respiro por cada vida disfrutada.
Respiro por lo dulce del mundo.
Respiro por la nostalgia de lo absurdo.
Respiro por cada mente diferente.
Respiro por todo lo irracional que nos deliria.
Respiro por la idea de no estar solos en la galaxia entera.
Respiro por cada nueva puerta abierta.
Respiro por el par de viejos que aún disfrutan.
Respiro por lo intermediario.
Respiro por las cosas que le encantan a cada individuo.
Respiro por cada pregunta aceptada.
Respiro por cada día y la emoción del futuro.
Respiro por todo lo que evoca pasión.
Respiro por cada paso hacia adelante.
Respiro por cada segundo que no se es desperdiciado.
Respiro por los valores que respeto.
Respiro por cada camisa sucia de un niño en la tarde.
Respiro por el que rie cuando no posee nada.
Respiro por la belleza del cambio.
Respiro por cada estrella fugaz vista por tan sólo una milesima de segundo.

Y Respiro por los que respiran conmigo.
domingo, noviembre 08, 2009

Peligro de Escritor

Inspirada en "Letras Compulsivas", por Pablo Forero.
Sólo por si me demanda.
-
Desde hace un tiempo tengo la extraña sensación de estar asechado por algo, o alguien. No estoy muy seguro de lo que sucede, ni me hes facil explicarlo, aunque en éste preciso momento tampoco es de mi agrado escribirlo así como así. Entonces fue cuando las manos se movieron y bailaban con el papel, el lapiz, corriendo y rayando, haciendo que aquel pedazo blanco, tornara de color gris, sí, gris. Cada bocanada de aire era un pulso para mis dedos, que escribian letras, letras con tildes y unas cuantas conjunciones. En cuanto a lo que escribia, lo escribia en tercera persona, sólo por si lo que le sucedia al personaje principal no me sucediera a mi.
Él, pobre hombre, sufría de intensos dolores, de morados, de gritos, de palabras. Estaba volviendose loco, aruñaba las paredes, los rostros se derretian. Gritaba su nombre y el suyo, como para no sentirse más solo. Pensaba, o al menos lo intentaba, pero todo le dolia, le rayaban la cabeza, como con un lapiz. Decidió salir de su pequeño cuarto..
Una puerta se escuchó abrir en mi tímpano.
..era sumamente canoso y magullado. Las tiendas no tenian nada, el parque permanecia mojado, el museo andaba solo, el museo le causaba más impresión que el resto, todo en silencio, aunque no se atrevio a entrar. Giró de vuelta al cuarto, de nuevo en su hogar, en su refugio, eso le emocionaba mas, sabia que debía llegar rapido.
Una puerta se escuchó cerrar en mis ojos.
Se encerró, y lloró, sabía que debía hacer algo al respecto, algo maravilloso, majestuoso, sí, algo que lo recordaran. Debía hacer algo de que lo amaran, no, mas bien de que lo odiaran. Debo confesar, como narrador de ésta historia, que el pensamiento de mi personaje no es tan simple como parece, sólo por el dato. No podía determe, las letras me tenian poseido y me manipulaban, veía palabras por todos lados, causando que no pudiera terminar hasta concluir ésta perturbada historia. Se acercó hacia la mesita de noche que tenia a la izquierda de su esquelética cama, su espalda le dolia. Una vez más gritó. Agarró el arma y se apunto a la frente, sabía, por experiencia previa, que oprimir el gatillo cuando apunta a su nuca no es muy conveniente. Respiró y aguantó el aire. Soltó. Giró. Gritó. Amó. Lloró.
Escuché un estallido en el cuarto donde se encontraba mi padre.
Hago un punto antes de que las palabras me devoren vivo también.
Punto.
martes, noviembre 03, 2009

Un Alma Perfecta /1

Primer escrito. Primer principio. Primer primer.
Primera entrega.
-
Un pequeño rayo de luz muy tenue llegaba al asiento oscuro, enfrente de una tienda de bebidas donde estaba Maria García sentada en las calles de Bucaramanga. Maria era una mujer muy trabajadora aunque el mejor trabajo que logró conseguir era ser vendedora ambulante de unos panecillos muy desnutridos de sabor, el resto de trabajos que le ofrecían eran enfocados en drogas, ella sabia las consecuencias que podría traer esa clase de oficios.
Maria estaba sentada descansando de una fuerte mañana de pie y siempre repitiendo lo mismo por todos los pasillos, tenía la mirada enfocada a un hombre de unos sesenta y cuatro años. El hombre parecía estar buscando algo que le hacia mucha falta, algo que había perdido. Así que ella decidió acercarse y preguntarle. Cuando Maria llegó, vio el rostro de aquel hombre parecía trasnochado, esquelético, traumatizado. La cara parecía como la de un niño después de haber visto una película de terror, sin poder dormir durante días, despertándose por las noches con pesadillas de aquella película.
-¿Esta bien señor? – Pregunta, esperando que el hombre no fuera a responderle bruscamente, pero para su alivio el hombre no dio algún movimiento brusco. De hecho, no hizo ningún movimiento nuevo, sólo miraba al piso buscando algo, caminando muy despacio para no saltarse ningún rincón, entonces ella continuo – ¿Le puedo ayudar en algo, esta buscando algo señor? – Pero el hombre la siguió ignorando, aunque ella no paro de seguirlo porque sabía que podía ayudarle en algo. El hombre con unas canas en el pelo y varias arrugas en los cachetes se detuvo, puso su mirada en Maria.
- A usted que le importa lo que yo haga jovencita, un viejo como yo ya no le importa al mundo. Cuando muera nadie se acordara de mi, ni siquiera Dios.
- No diga eso señor, claro que la gente se acordara de usted – El hombre no le deja terminar de hablar y dice en un tono enojado.
- Quien se acordara de mi jovencita, no tengo hijos ni familiares y mi esposa huyó de mí hace veinte años y vivo en las calles, solo con una cobija que encontré en la basura hace un tiempo. Quien se acordara de mí cuando muera, ¡quien jovencita, quien! – El tono de voz del hombre aumentaba por cada palabra que decía.
- Yo señor.
- No soy tan tonto como usted cree, puede que no hubiera ido a la escuela cuando niño ni he tenido un trabajo decente y que haya tenido que dormir en las calles forrándome con la luna, pero idiota no soy.
- Señor yo no creo que usted sea idiota.
- Entonces por qué dice eso, ¿engañándose a si misma?
- No señor, le digo la verdad yo vivo como usted.
- ¿Vivir como yo?
- Sí señor.
-Usted no tiene ni idea cómo es vivir como yo, tener que comer desperdicios todos los días, la basura que otros botan para mí es lo que me mantiene vivo. Ser despreciado por la comunidad, no ser amado. Vivir en eterna soledad sin nadie al lado, que por las noches vengan otros a quitarle las monedas que uno reúne mendigando de vez en cuando por las calles después de haberle pegado en la cara. ¿Usted ha vivido ésto señorita? Alguna vez ha sentido ese sufrimiento constante de saber que no le interesa a nadie, ha sentido ese dolor que le parte el corazón y que el único consuelo es desear morir. Pero después pienso que debo continuar, que mi vida no debe acabar todavía.
- No señor – Dice Maria pensando en todo lo que le dijo el hombre, ella sintió el dolor y sufrimiento que el hombre ha pasado en su vida, esas noches largas que uno no deja de pensar en algo que lo angustia, como la muerte.
- Ah bueno, así que aquí no me venga a decir que usted ha sentido lo que yo he estado pasando toda mi vida, por que usted no tiene ni idea de lo que se siente, el verdadero dolor. – Entonces una lágrima se desliza por el rostro polvoriento y maloliente del hombre hasta que llega a la quijada y cae al suelo. Fue como si la vida de el se hubiera transmitido por esa lagrima ahí se veía el dolor y odio que le tenia al resto de personas que solo lo despreciaban. Entonces Maria se le acerca para consolarlo.
- Tranquilo señor, no se preocupe todo estará bien – Deciden sentarse en la banca donde Maria estaba antes para relajarse. – Y por cierto, ¿con quien tengo el gusto de hablar?
- Carlos – Contesta el hombre con una voz sombría y confusa, como si no hubiera dicho esa palabra hace un buen tiempo por que a nadie le había interesado preguntarle. Entonces sonrió.