viernes, marzo 26, 2010

Detonante Perdón


Aún había tiempo de huir o simplemente de no coger la esquina precisa hacia su objetivo. Un pequeño error de cálculos podría ser perdonado. Los rayos desbocados en su frente la demoraban un poco. El tiempo se hacía más lento, más denso. El destello de luces de las farolas de los carros del día cegaba su nublosa vista. La escasez de nubes mareaba a Drusila mientras se aferraba con una mano temblorosa a su pequeño rosario. El camino parecía distante, como en diferentes mundos, inconclusas realidades.
Ni siquiera era hora del almuerzo y el sudor en su espalda la ensopaba y asfixiaba. Miró al cielo rápidamente, éste, demasiado despejado, le traía cierta ironía a la escena. Se lo merecen igualmente, pensó. Todos esos años, tantas horas de sufrimiento y opresión justificaran las acciones.
El metal se le hacía pesado como un morral de plomo, quizás no tanto el peso físico, sino mental. Ya estoy cerca. Cerca de completar el plan, todo el equipo depende de mí. Sus manos sudaban con cada paso acelerado. El silencio era inminente, succionaba la alegría del tiempo. Pero tan sólo tener la gloria de mi cultura, de mi sociedad sería el mayor premio, mi gratificación.
Al reconocer el ancho edificio de colores blancos y azules de todos los tonos se puso muy nerviosa. La sangre en las venas se calentaba. Su respiración era interrumpida de vez en cuando por cada recuerdo de aquel asqueroso lugar. Dios tú que me mandaste para éste trabajo, bendiciendo mi alma y dotando mi inteligencia. El rosario permanecía cerca a su pecho, temblando fuertemente. Les sonrió a los dos guardias de seguridad, entregó la placa anteriormente imprimida y siguió caminando al centro. Un par de gatos en el parque de arena le recordó su miserable infancia, las burlas por su fanatismo, la incontrolable obsesión de su familia. Sin embargo los iba a perdonar a todos, los iba a salvar, por su eterno amor.
La bulla de las risas de los niños aumentaba entre más cerca estaba de su objetivo, al igual al dolor en su ombligo, apretado contra el sangriento metal.
Sonó el timbre mientras Drusila sostenía el detonador en su mano izquierda, tan fuerte como el rosario en su nuca.

10 comentarios:

Recomenzar dijo...

Escribes muy bien y eres uno de los bloggers mas jovenes que he leido saludos volveré

TORO SALVAJE dijo...

Drusila los va a "salvar".
Que Dios se apiade de ellos.

Saludos.

Sombras en el corazón dijo...

Ójala sólo fuera una historia, y no la realidad.
Sigue escribiendo. Vas bien.

Un abrazo

Naia Marlo dijo...

Te mantiene con cierta tensión, todo el desarrollo de la historia, queriendo llegar a saber que pasa al final. Bien relatada.

Te dejo un abrazo muy sereno,
Naia,

Mevalerym dijo...

Bastante diferente tu relato a lo que te había leído.

Besos Dany!!!

Sombras en el corazón dijo...

Muy buenas, paso de nuevo a desearte una feliz semana :0)

Un abrazo

Raúl dijo...

Muy bien contenido el suspense, y bien contenida la trama.

Daniel Pérez Penagos dijo...

RECOMENZAR: Jaja, gracias por dejar tu huella y que vuelvas, me encantan las visitas :)

TORO: Claramente, sólo él despues de todo sabrá a dónde iran. Abrazos Toro.

SOMBRAS: Sí, ésto ha sucedido numerosas veces en Estados Unidos.. tristemente. Gracias, lo haré :) Besos. Lo mismo, aunque ya pasó :) disfruta el resto del tiempo!

NAIA: Qué bueno que deje el suspenso y otro también para tí :)

VALERY: Probando, despues de todo los tengo a ustedes críticos para probar cosas y experimentar nuevas palabras e ideas :)Besos Val

TORNEO: Pasaré a mirarlo. gracias por la invitación.

RAUL: Siempre espero tu visita :) Abrazos y cómo anda el bestseller, jaja :)

Azpeitia poeta y escritor dijo...

Enhorabuena por tu blog...un abrazo desde la vieja españa de azpeitia

Daniel Pérez Penagos dijo...

AZPEITIA: Gracias por pasar y dejar tu huella, seguiré visitandote. Saludos.

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