domingo, noviembre 29, 2009

El Ligero Soplo del Viento

To the Black Seventeen.
For you.
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Las nubes me aclamaban en el instante en el que me subí a este extraño aparato, el cual se manejaba con unas cuantas cuerdas, todo en manos de una especia de tela, tenia la forma de una hamaca al revés. Me dijeron que me sujetara fuertemente, tenia los sentimientos mezclados, euforia con temor, como en el amor. Un hombre con un vestuario chistoso contó hasta diez, se suponía que tenía que correr cuando él dijera. Llegó el momento que esperaba, estaba muy ansioso. Mis pies avanzaron instantáneamente con el alarido de aquel insólito hombre, inclusive antes de que él me avisara ya se estaban moviendo, no podía detenerlos; ya que me habían avisado previamente que se debe arrancar con suficiente velocidad para no caer al vacío, cosa que no aspiraba. Cuando alcanzamos la velocidad suficiente nos elevamos instantáneamente, el escalofriante sentimiento del vértigo se apodero de mí por unos cortos segundos. Al estabilizarnos empecé a disfrutarlo, acordarme la razón por la que había venido: escaparme de la tragedia.
El suave roce del viento en mi rostro me daba la falsa tranquilidad de que todo estaría bien. Localice unas cuantas aves a unos metros de distancia de nosotros, pareciera que quisieran comunicarse conmigo, mientras hacían un dulce baile ante mis entumecidos ojos, consumidos por el llanto. El paisaje era maravilloso, pero aún así tenia un aspecto fantasmagórico, algo no encajaba en este cuadro. Extrañamente empecé a sentir la tristeza nuevamente, causado por la despedida de aquel ángel. Mi vida parecía una canción, cada latido una palabra, cada respiro una oración, pero aquel juego de palabras no me traían ningún tipo de consuelo. Intenté olvidarme de aquellos recuerdos, simplemente disfrutar el momento. Nos transportábamos por entre las montañas, unas más grandes que otras, unas más verdes, otras más opacas, como en la vida. Un repentino escalofrió se traslado por todo mi cuerpo, me encontraba siendo azotado por el viento, este aparato al que le había tenido tanta confianza, en este punto me sentí atemorizado, con el interminable temor de perder la vida. Entonces me di cuenta que esa demente idea no era una locura del todo, podría acompañarte, de pronto en otro lugar y tiempo tu rostro emergerá de nuevo.
Otra fuerte sacudida, podía ver como el aparato en el que había dejado mi vida se movía de un lado a otro. El rostro del hombre solo expresaba una sola cosa: el fin. Este horrorizado rostro aún me atormenta por las frías noches de lluvia. Cada latigazo originado en la tormenta a la que estábamos sometidos tenía un eco aun más grande en mi pecho, sentía como si se fuera a explotar, mi voz se esfumó; no podía gritar ni pedir ayuda, aunque cualquier forma de manifestar auxilio seria en vano. Cada vez nos acercábamos más a las montañas, me pareció curioso que lo que antes veía como algo sublime ahora me llamaban para consumirme vivo, aquel maniático llamado parecía seductor. Esos desgraciados cuerpos de tierra tenian un aspecto sombrio y oscuro de sueños rotos y anhelo muerto. La ausencia de toda razón, como bajo helada lluvia, resfrios míos, déjame el zoom. No tengo ganas de continuar, que me dejen caer de esta águila voladora, necesito sentir el aire en mi rostro mientras caigo, tranquilidad suprema, eso dicen. Tu rostro surgió en mi mente, por solo un instante el cual pareció hubiera querido que fuese eterno. Aún me cuesta entender como logre sobrevivir, ya que todo lo posterior a este acontecimiento sucedió tan rápido que no logre pensar, mucho menos procesarlo. De un momento a otro faltando centímetros para mi final nos elevamos fuertemente en el aire. Un grito de victoria proveniente del hombre que manejaba el parapente me confirmo que habíamos logrado escapar del remolino invisible de la muerte, desapareciendo con este la fuerte tormenta.
Cuando logramos estabilizarnos nos desviamos inmediatamente a nuestro destino. El alivio de seguir vivo fue enorme, la euforia me estrangulaba, dulce nostalgia. Los pájaros que había visto previamente seguían danzando como si nada hubiera sucedido, ya que por mucho que suceda algo, el mundo sigue, no para, no espera a alguien para que respire, mucho menos descanse. Una sonrisa la cual no soy capaz de encontrarle lugar de donde vino apareció en mi rostro aún aturdido por la experiencia; quizás aquella extraña sonrisa se desvió de otro cuerpo incrustándose en el mió, la escena tenia un aspecto irónico. En cuando el suspenso se detuvo razoné sobre como todo es de frágil, la vida por ejemplo. Con el primer soplo del ligero viento todo se mueve, como un tornado, pero aún no desaparece. Con el segundo, todo desvanece.

9 comentarios:

ordago13 dijo...

Brutal texto... me gusta cuando los textos son evocadores desde el titular hasta la última palabra...

Belén dijo...

Me imagino que la vida es así, te zarandea para que pierdas de vez en cuando el equilibrio...

Besicos

Raúl dijo...

Tu texto sirve tanto como narración de la práctica de un deporte de riesgo, como de metáfora de la vida.

Norandez dijo...

A veces, para desear continuar viviendo es necesario estar al borde de la muerte.
Excelente texto.

Sinuosa dijo...

Pues sí, un ejemplo más de lo frágil que es la vida.
Gracias por los comentarios en mi blog.

Celsa Muñiz dijo...

Pues ya que me das permiso, (legalidad, lo llamas tu), cuando tenga un rato te hago la crítica constructiva que pides.

Una cosilla: ¿Nunca te has fijado que los blogs con fondo negro y letras pequeñitas, tienen menos comentarios? Leerlos es un esfuerzo que ya de mano produce rechazo. Y es una pena, porque muchas veces "ocultan" buenas obras. ¿A qué ponerles freno?
Saludos.
sería evitar ese fondo negro y esas letras tan chiquitas.

Sinuosa dijo...

El relato es largo y me llevaría mucho tiempo completar la corrección. Con ánimo constructivo te doy estos consejos:
Subraya todos los verbos huecos: haber, ser, estar, etc., y procura sustituirlos por verbos específicos. Su abuso empobrece el texto.
Tienes tendencia a utilizar palabras acabadas en “mente”. Utiliza las justas, siempre hay alguna palabra mejor.
Palabras como “el cual” “por el cual”, etc., son apropiadas para textos burocráticos o explicativos, pero nada literarias.
Repasa las concordancias temporales, estás contando en pasado y metes palabras del presente.
Y por último: adjetivos los justos. Tienes tendencia a abusar de ellos.

Espero que no tomes a mal estos consejos que hago con tu permiso y con la mejor intención. Espero que puedan servirte de ayuda.
Un abrazo.

Sinuosa dijo...

Gracias por esta "luz".

Daniel Pérez Penagos dijo...

ORDAGO: A mi personalmente también me gustan, y me gusta aun más que el lector sienta cierta evocación desde el titular hasta la última palabra. Gracias y saludos.

BELEN: Y sí, te zarandea para que pierdas el equilibrio y te despiertes, que si puedes volver a sostener los pies en el suelo. Aunque el soplo no sea tan ligero. Siempre es bueno de vez en cuando, que el mundo te de la noción de que estas vivo, para ello debe zarandearte y moverte. Abrazos.

RAUL: Le diste, me alegra que no tan sólo sea para la metáfora, sino también la sensación del peligro del deporte. Pero principalmente, seria la metáfora, que en el mundo no todo es de plástico, diría mas bien que somos de cristal, sólo que algunas veces el suelo es de piedras y en otras ocasiones de esponja. Abrazos.

NOELIA: Tienes toda la razón, es triste, pero los humanos necesitamos de vez en cuando aquel susto o movimiento que nos haga perder el equilibrio de la vida, cada quien mira si posee la fuerza para sostenerse o se deja caer en el abismo de la vida, y se pierde en éste. Abrazos y gracias.

SINUOSA: Sinuosa, Sinuosa.. Gracias por tus aportes y por ayudar a que el resto seamos mejores escritores y mejores personas. Sé que es con tu mejor intención y saboreo cada critica constructiva. Tienes razón en cuanto al color, el negro es sombrío y le duele a la vista, me alegra que sea mas placentero leerme. Gracias por tu luz. Abrazos y gracias por todo.

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